Anécdota: Alimentación saludable

Hace unos meses di varios talleres de capacitación en una empresa del sector farmacéutico, como parte de una iniciativa destinada a incrementar la velocidad de sus procesos de innovación. El objetivo del proyecto fue reducir significativamente el tiempo desde que se detecta una oportunidad de mercado hasta que se comienza a generar ingresos aprovechándola.

En cada taller de dos días participaron unas veinte personas que en general llegaban a desayunar al salón, dado que la hora de comienzo era 8am.

Como la empresa estaba impulsando una alimentación saludable entre sus empleados, el organizador de los talleres solicitaba café, infusiones y agua para todo el día, fruta para el desayuno y pepino, zanahoria y jícama para los coffee-breaks, siendo que los hábitos de los participantes sugerían que las galletas dulces eran mejores acompañantes de las bebidas calientes.

Uno de los grupos fue especialmente crítico con el organizador el primer día, al punto que hubo una ovación a la mañana siguiente cuando un participante llegó con un enorme paquete de galletas. Inmediatamente sus compañeros dejaron de lado toda la fruta y comenzaron a acompañar sus cafés e infusiones con las no tan saludables recién llegadas.

Para poder comenzar el segundo día de taller solicité a todos que por favor se sentaran. Las bandejas de fruta fueron relegadas al rincón más lejano de la mesa de alimentos y bebidas mientras que aproximadamente la mitad del paquete de galletas quedaron en un lugar accesible.

Luego de aproximadamente media hora de sesión, uno de los participantes se levantó de la silla y se dirigió a la mesa para servirse café, con tanta mala suerte que en un descuido tiró al suelo todo el paquete de galletas. El ruido captó la atención de todo el grupo y se generó un tenso silencio.

Sólo habían pasado dos segundos cuando alguien dijo: “Podrías haber tirado la fruta en vez de las galletas, ¿no?”

Las carcajadas duraron varios minutos.

Dr. Héctor Debernardo.