Alta dirección: COVID19 desafía a cadenas de valor
La pandemia de COVID19 ha generado alteraciones en la demanda de muchos productos de consumo masivo. Esta situación pone a prueba las cadenas de suministro: aquellas con deficiencias en su diseño y operación van a sufrir desabasto de productos, excesos de inventario, problemas de cobranza y el conocido «efecto látigo».
Hace algunos años, una empresa argentina dedicada a la fabricación y venta de bebidas refrescantes sufría de constantes urgencias en la planta. Sin embargo, al analizar los productos existentes en los puntos de venta al consumidor final, se descubrió que algunos de ellos habían sido fabricados pocas semanas antes, mientras que otros habían sido fabricados hacía más de 5 meses.
¿Cómo nos dimos cuenta? Porque en aquella época, en Argentina las bebidas refrescantes debían tener fecha de caducidad impresa en el envase, y su duración era 6 meses.
Al hacer el análisis de la demanda del mercado (consumidor final) contra la capacidad de la planta, se descubrió que esta última era suficiente, por lo que no se requería realizar inversiones adicionales. El problema era que las políticas de reabastecimiento de los puntos de venta al público y de los distribuidores generaban distorsiones que amplificaban las variaciones en la demanda real del mercado.
Una cadena de suministro exitosa debe atenuar la variabilidad, no amplificarla. Para lograrlo, es muy importante que su diseño y sus políticas operativas permitan aprovechar adecuadamente los puntos de dispersión del flujo de materiales y proteger adecuadamente los puntos de integración de flujos de materiales.
Dr. Héctor Debernardo.
hector@puenteempresarial.com